La gente disfruta de la luz de la luna, del brillo del sol, de la lluvia desde su ventana con un té en la mano, yo no!. Paralelamente a esto hay un lugar, son los pasillos que conducen al baño de la galería Bond Street.
Lo más importante es que, se forma una habitación rectangular, llena de graffittis en sus paredes, las pintadas se superponen formando un hipnótico arco iris artificial.
Hay una caja fuerte muy grande que descansa en el puente de graffiti. Caja pintada por el artístico aerosol que lo inunda todo.
Yo me siento ajeno al mundo porque hay una puerta, que no está pintada y por la misma aparecen mis amigos como si fuera una obra de teatro, algunos entran como si fuesen a protagonizar una comedia, otros como si estuvieran en una tragedia cabizbajos. Es hermoso ver entrar a Ayelen, haciendo gestos clásicos de que todo está loco a su alrededor, o ver a Juan Manuel entrando con su skate en el aire, demostrando que es numero 60 en el mundo, un gran skater.
Sergio entra mostrando tibiamente su cabeza un poco paranoico; él y yo, y a veces todos, jugamos a abrir y cerrar la caja fuerte. Sergio sabe la combinación y después de fumar porquerías, la repite una sola vez, a veces gano, y a veces no me la acuerdo, así paso los días con mis amigos.
Hablando de cosas importantes, un día fui hacia la caja a sentarme, pero quedé más que atónito bajando las escaleras.
Un africano, de largas rastas estaba sentado en la caja, hasta se podía decir que esperándome. Usaba un bastón negro con una calavera de serpiente como mango, sus muñecas estaban rodeadas de pulseras con huesitos, y estaba fumando mientras hacía musiquita con los huesos. Todos los yonquis asustados me despabilaron y propusieron que el eterno barrilete de la bond street hablara con él, y su demoníaca presencia.
Yo con mucho miedo me acerque y él hizo unos gestos, señalando que tenía todas las respuestas filosóficas en sus manos.
-fumas? Preguntó el demonio africano como le decían los yonqis- humm?
- y si! ¿ Cómo te llamas?
- tom- respondió acariciando la calavera de su baston- ji ji ji! Groovie!
- perteneces a alguna religión?
- si soy bodo
- contame de algun ritual- propuse yo realmente asustado, los yonkis esperaban con su respiración entrecortada. – no soy policía, soy curioso, off!
- nosotros hablamos con los muertos, nos comunicamos incorporándolos, si el muerto fuma, nosotros fumamos, si el muerto tomaba, nosotros también. Ellos siempre nos dejan algún mensaje en nuestro oráculo, y yo le hago caso.
- y la famosa pata de gallo en la puerta colgando qué es?
- eso es un advertencia para nuestros enemigos, si no se alejan los atrapamos, y los dejamos zombis.
- nosotros no matamos a nadie, simplemente los inutilizamos.
Los yonquis salieron corriendo, yo intrigado me quede. Aparte la marihuana de su país sabía tibia suave y rica, yo estaba groovie, realmente hip!
Todo lo que me rodeaba se volvía tenebroso, así que, me senté a esperar por el próximo actor imaginario en mi teatro.
Renzo entró con aires de gran señor, parecía un mafioso italiano muy arquetípico, y a pesar de verlo durante más de diez años en la galería, nunca había hablado con él.
-la gente me pregunta que es ser un verdadero heavy- dijo él lanzando una gran bocanada de marihuana- les contesto siempre lo mismo, es estar mas allá de la justicia, no ser solo un delincuente, oh no!, la justicia no seca ni limpia el dolor de un ultrajado, la venganza si, así que soy vengativo. A sabiendas de sus consecuencias.
- sí, tengo el punto de vista, pero es sólo una clase de ignorancia, la justicia lo es y la venganza también, dije, y me fui a caminar por los pasillos de las Gales, para que todo el mundo me salude bajo el sobrenombre de : ¡barrilete!
domingo, 21 de marzo de 2010
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